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LA ASTROLOGÍA Y LOS HILOS QUE LO UNEN TODO

En el mundo moderno la tecnología nos permite estar más conectados que nunca, tenemos la posibilidad inmediata de saber qué está ocurriendo en los lugares más remotos y podemos acceder a imágenes de miles de eventos con mucha facilidad. Sin embargo, nos sentimos más desconectados que nuestros ancestros, ya que nos cuesta reconocer que somos parte de un gran todo, un sistema que nos acoge. Olvidamos que nuestro planeta, y nosotros mismos, somos una unidad que a su vez está conectada con el sistema solar. Y que este, a su vez, es parte del brazo de Orión, una parte de la Vía Láctea, donde habitamos y en la que hay miles de millones de estrellas y sistemas planetarios. En suma, vivimos en un pequeño punto azul que es parte de una gran unidad.

EL SOL, LA TIERRA Y LA VIDA

Nuestro Sol es una de las aproximadamente 200 mil millones de estrellas en nuestra galaxia. Nuestra madre Tierra tiene unos 4.500 millones de años de historia y, a diferencia de los planetas inertes, cuenta con una atmósfera rica en gases y en permanente movimiento. La Tierra es un planeta dinámico donde la materia está en continuo movimiento. En sus suelos y agua se encuentran materiales esenciales asimilables por los seres vivos. Tiene unos ciclos biogeoquímicos que dependen de una complejísima interacción entre los seres vivos y su entorno físico, la cual favorece la circulación y reciclaje de los elementos químicos, permitiendo que los recursos esenciales para la vida estén siempre disponibles.

La vida, como la conocemos, es un delicado equilibrio que se mantiene gracias a este maravilloso dinamismo que es característico de la Tierra. Aquí, es bueno mencionar que no todos los planetas de los que tenemos conocimiento, se muestran tan vivos como el nuestro.

GAIA

Hace más de cincuenta años, el científico James Lovelock nos presentó una hipótesis que inicialmente se basó en la observación científica de la atmósfera de la Tierra y de Marte. Como experto en la composición química de los dos planetas, Lovelock se preguntó por qué nuestra atmósfera presenta tanta estabilidad. Luego de sus investigaciones, concluyó que, a diferencia de Marte, algo debería estar regulando el calor, el oxígeno, el nitrógeno y otros componentes esenciales de nuestro planeta. 

Así nació la hipótesis de Gaia. Según Lovelock, nuestro planeta es como un organismo gigantesco que regula su propia temperatura, descarga desechos y recicla productos químicos para mantener un equilibrio saludable. Para él, la Tierra es un ser vivo autorregulado en todas sus partes y que mantiene las condiciones adecuadas para la vida gracias al comportamiento y acción de los organismos vivos. 

Aunque investigaciones posteriores descartan o modifican drásticamente esta teoría, la realidad es que la vida en nuestro planeta es y seguirá siendo un misterio que nos habita y en el que habitamos. Estamos conectados a la Tierra y dependemos de ella. 

LA INTERDEPENDENCIA

La idea anterior nos ayuda a entender que dependemos de nuestro planeta. Y si reconocemos que la Tierra es parte de un todo, nos acercamos a un concepto básico del budismo que nos invita a reflexionar sobre la interdependencia.

Este concepto nos dice que tanto los fenómenos, como los seres sintientes y las cosas, no surgen de forma espontánea e independiente, sino como un resultado de causas y condiciones. Son y se manifiestan en relación con otros fenómenos. De ahí que se denominan de origen dependiente o interdependiente, de manera que todo es relativo y sin entidad propia independiente. Entender la interdependencia de todos los seres, la naturaleza relativa de las cosas es acercarnos a la sabiduría.

Desde esta perspectiva, pensarnos desconectados de nuestro planeta, sistema solar y universo en el que habitamos es una ilusión. Nuestro nivel biológico y psicológico, entre otros, dependen de la alternancia entre el día y la noche, de las estaciones y de ciclos con diferentes rangos de duración. Tomemos como ejemplo el Trastorno Afectivo Estacional que ocurre durante el otoño y el invierno y en el que debido a la menor disponibilidad de luz solar se puede presentar cansancio, fatiga, tristeza, cambios en el apetito y el sueño, irritabilidad y falta de ánimo.

Si estamos alineados con los ciclos de las estaciones, podemos prepararnos para el otoño y el invierno, aprovechando al máximo las horas de sol, de manera adecuada, adaptando nuestra alimentación y buscando la ayuda necesaria si experimentamos dicho trastorno de manera aguda.

LA ASTROLOGÍA Y LOS TEJIDOS DEL INCONSCIENTE

La astrología nos invita a experimentarnos como pertenecientes a un todo mayor, nos invita a reconocer la interdependencia, a ver el tejido psicológico que nos permea. A través de nuestra carta astral, podemos acceder a un mapa simbólico de la psique, que nos muestra arquetipos, complejos y patrones inconscientes que moldean la personalidad y nos ayudan a comprender el camino del alma. Los planetas y signos representan arquetipos universales del inconsciente colectivo, un nivel de la psique que los seres humanos compartimos y que es heredado en lugar de aprendido.

Ese nivel compartido de la psique humana, contiene patrones universales y arquetipos que se expresan a través de mitos, sueños y símbolos culturales comunes que moldean nuestras experiencias de manera instintiva y colectiva. Conocerlo es una pieza clave para nuestro autoconocimiento.

Explorar la energía de los signos es mirarnos a nosotros mismos, es saber que la vitalidad se relaciona con Aries, la comunicación con Géminis, la disciplina con Virgo y el altruismo con Acuario, entre otros. Pero que dichas cualidades no están afuera, sino que nos habitan.

Es reconocer que la astrología médica de la antigüedad, entendía relaciones entre órganos, comportamientos, emociones y enfermedades que la ciencia moderna hasta ahora está descubriendo. En suma, mirar las estrellas es mirarnos a nosotros mismos porque como bien lo decía Carl Sagan: “Somos polvo de estrellas reflexionando sobre las estrellas”.

Olga Lucia Toro

Astróloga.

Psicóloga y Periodista, U. Sabana. 

Master In Mental Health, FAU.

15 de octubre de 2025

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