Continuamos explorando la magia de los elementos que conforman el cuerpo humano y todo aquello que existe en el universo. En esta ocasión te invito a explorar la Tierra. Para hacerlo, vamos a dirigirnos al templo del saber de la antigüedad, donde tuvimos nuestro encuentro con el fuego. Así, empezamos a caminar y de pronto, en la distancia, notamos la presencia de ese lugar que contiene tanto saber y secretos esperando ser revelados. Empezamos a acercarnos, pero a medida que avanzamos, nos damos cuenta de que el templo va quedando más y más lejos con cada paso que damos. Entonces, con sorpresa, vamos descubriendo que nuestro caminar no nos está llevando al lugar al que queremos llegar.
Entonces, nos detenemos a pensar y a cuestionarnos ¿cuál sería el camino adecuado? De pronto, notamos que el objeto de nuestra búsqueda está justamente debajo de nuestros pies, sosteniéndonos, dándonos apoyo. Es asombroso reconocer el sentido de seguridad que experimentamos, aunque el planeta esté girando alrededor del sol a miles de kilómetros y haciendo un movimiento igualmente rápido sobre sí mismo todos los días. Así que, en contra de todas las ideas que podemos tener al respecto, sentimos que nos encontramos en un lugar estable. Es entonces, al descubrir la tierra que está bajo nuestros pies, que nos detenemos y decidimos sentarnos sobre la hierba fresca para disfrutar esa sensación de estabilidad que la tierra provee.
En una comunión con la madre Tierra, empezamos a escuchar sus palabras y nos dice que ella personifica una base primaria que protege y sostiene a todos los seres vivos. Y añade, “Soy el sustento sobre el que descansa la naturaleza de tu cuerpo, soy los minerales y la solidez de tus huesos. Soy el cuenco que necesitas para poder contener el agua o aquello que te alimenta. Le doy sustrato a tus ideas permitiendo que las puedas concretar. Pertenezco al mundo de la forma, de la materia, le doy estabilidad a todo aquello que es volátil y necesita anclarse”.
Y seguimos escuchando con asombro. A nivel psicológico, represento la capacidad para ser realista y pragmático. También estoy relacionada con la habilidad para ser confiable, leal, metódico y doy el talento para lograr resultados concretos. Confiero perseverancia y paciencia, estabilidad emocional y practicidad, preferencia por lo predecible y la aptitud para conservar objetos, ideas o hábitos, entre otros.
Te encuentras conmigo a través de la relación con tu propio cuerpo. Por ejemplo, cuando bailas, haces ejercicio, haces yoga, eres consciente de lo que comes y reconoces que tu alimento viene de la madre naturaleza que continúa nutriéndote para que puedas seguir gozando del vehículo físico que llamas tu cuerpo.
En la astrología soy la tierra fértil de tauro lista para la siembra. También, soy la tierra de virgo después de la cosecha y por supuesto, la tierra de capricornio en las montañas escarpadas. En las imágenes alquímicas mis colores varían desde el negro que representa la prima materia, hasta el marrón y el verde que expresan el potencial de crecimiento.
La tierra nos relató su historia con el budismo zen. Nos dijo: “El maestro zen Thich Nhat Hanh creó la metáfora del «enraizamiento como un árbol» para hablar de la importancia de estar conectado conmigo. Él enfatizó la conexión entre la respiración consciente, el contacto con mi superficie y la estabilidad mental. También, promovió el «caminar meditativo» como práctica para cultivar presencia y aumentar la conexión conmigo”.
También nos dijo: Hay investigadores que han estudiado la importancia de la relación conmigo. Jon Kabat-Zinn, fundador del MBSR (Reducción de Estrés Basada en Mindfulness) incorporó prácticas de grounding en la meditación mindfulness como anclaje para la atención y describió el enraizamiento como “estar presente en el cuerpo”. También, dijo que el grounding facilita el «estar aquí y ahora» y es el fundamento para el desarrollo de la consciencia plena.
Sus palabras me llevan a preguntar con infinita curiosidad: ¿Cómo puede ser que estés tan bien informada? Muy fácil, porque todo ocurre en la superficie de mi sustrato, todas las investigaciones, todas las invenciones humanas se apoyan en el suelo que hoy estás pisando. Pero, a pesar de que estoy tan cerca de ti y que soy tu sustento, me ignoras porque no te detienes a pensar en la fuente de tu solidez y estabilidad. Después de escuchar estas palabras, me inclino y acaricio la tierra con mis manos, reconozco que soy parte de ella y me propongo a seguir aprendiendo cómo enraizarme y cómo ser cada vez más consciente de su presencia en mi vida. Esta vez el encuentro fue tan profundo y tan sentido que te invito a explorarlo por ti mismo. Sé que te va a fascinar, como lo hizo conmigo.
¡Te invitamos a una nueva formación para que aprendas sobre los cinco elementos!
Olga Lucia Toro
Astróloga.
Psicóloga y Periodista, U. Sabana.
Master In Mental Health, FAU.
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