Otra vez, nos ponemos nuestro traje para entrar en el agua, ya que llegamos a Escorpión, un signo que como Cáncer y Piscis nos habla de sensibilidad. Los tres están fuertemente conectados con la esfera sensible, pero de diferentes maneras, así que para descubrir la esencia de escorpio te invito a sumergirte en sus aguas. Y antes de hacerlo, recuerda que puedes estar seguro de que en algún lugar de tu carta natal, se encuentra Escorpión.
La energía de este signo nos habla de una naturaleza apasionada y al mismo tiempo introvertida. Con una gran capacidad de observación y habilidad para reconocer las emociones de quienes le rodean o de los ambientes en los que se encuentran. Esa gran capacidad para conectar con la emoción de los demás da la posibilidad para leer en los otros lo que a veces ellos mismos no pueden reconocer, encontrando en el mundo de las emociones el mayor foco de interés para la inteligencia humana.
Escorpio se relaciona con las fuerzas de transmutación, como el árbol que hunde sus raíces en lo más profundo y oscuro de la tierra, donde encuentra los nutrientes para que sus ramas crezcan y lleguen a lo más alto. También nos habla de la muerte y el renacimiento como movimientos permanentes y presentes en las diferentes esferas de la existencia. Nos ayuda a acercarnos a la comprensión de que todo comienzo es portador de un final y todo final es el gestor de un comienzo.
La energía de Escorpión se caracteriza por su intensidad emocional, que va de los picos más elevados a las honduras más profundas, con la persistencia como una característica que acompaña el recorrido. Nos habla de la necesidad de conocer y experimentar los límites de las pasiones humanas, desde lo más denso hasta lo más sublime.
El auténtico camino que lleva a la totalidad del ser, está integrado por rodeos y caminos equivocados condicionados por múltiples circunstancias. No es un camino recto, sino una línea sinuosa que une las más diversas posturas antagónicas entre sí. Ese camino hacia la totalidad del ser no está delineado, es más bien una especie de laberinto en el que es importante mantener la persistencia y ser capaces de estar abiertos a una gran diversidad de experiencias emocionales, tal como la energía de Escorpio lo sugiere, para así poder transitar el zigzag que nos lleva a la totalidad.
El 1 de noviembre la luna estará “escondida”, ya que por estar junto al sol no la podremos ver. Este año, el día de luna nueva coincide con la celebración del Día de los Muertos en México, una tradición en la que según la visión indígena hay un retorno transitorio de las ánimas de los difuntos al mundo de los vivos. Lo hacen para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia de los alimentos que les ofrecen en los altares puestos en su honor.
En la celebración del Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino una presencia viva. Se le entiende como un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. Su significado es profundo y nos ayuda a entender el concepto de la Luna Nueva Escorpión, en el que se integra el dipolo vida-muerte como una unidad en la que ocurren los procesos de la vida. Una unidad que nos enseña que para que “algo” nuevo nazca, algo debe morir.
Así como en el otoño el árbol suelta sus hojas, dejando atrás la exuberancia del verano y entregándose a la quietud y la aparente muerte del invierno, para volver a renacer en la primavera; así mismo podemos renacer y florecer una y otra vez en las diferentes áreas de nuestra vida.
En su constante movimiento, el 15 de noviembre la luna estará frente al sol, reflejando su luz, en la luna llena Escorpión. Esta luna nos lleva a reconocer las oscuridades de nuestras propias emociones, donde encontramos los límites densos que nos separan de la totalidad de nuestro ser. Su fuerza de transmutación puede ser aprovechada de la misma manera en que la tierra recibe el estiércol para alimentar la semilla y después de un proceso intenso ofrecernos flores y frutos.
Olga Lucia Toro
Astróloga.
Psicóloga y Periodista, U. Sabana.
Master In Mental Health, FAU.
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